Preguntas frecuentes sobre el Esperanto: 13-23 |
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En cualquier lugar del mundo. La Asociación Universal de Esperanto (UEA), con sede en Rotterdam (Universala Esperanto-Asocio, Centra Oficejo, Nieuwe Binnenweg 176, NL-3015 BJ Rotterdam, Holanda) edita un anuario con las direcciones de sus delegados y de las asociaciones nacionales de cada país, a los que os podéis dirigir. Además, existen varios cursos de Esperanto en esta red, que no os costará trabajo conseguir, pero si no fuese así, podéis escribirme a la dirección jesuo@ono.com o jheras1@aliso.pntic.mec.es de InterNet o al apartado de correos número 4461 de Murcia (E30080, ESPAÑA) y os diré la forma más rápida de conseguirlo.
Además, existen cursos de Esperanto publicados para autodidactas, como el de la famosa empresa francesa ASSIMIL, y periódicamente los grupos esperantistas de todo el mundo organizan cursos gratuitos. Si en tu localidad no los encuentras, envíame una carta o mensaje y con mucho gusto te indicaré la dirección de quien te pueda ayudar en tu ciudad.
Si lo que buscas es un libro de los de toda la vida con la gramática y ejercicios, y además con soporte sonoro en audiocassettes, te recomiendo el encantador libro Curso práctico elemental de Esperanto, del profesor Félix Navarro Clemente, que explica en 120 páginas ilustradas la gramática del Esperanto y viene acompañado de cuatro cintas de cassette. Si quieres la referencia bibliográfica completa, pulsa aquí.
Pero la forma más rápida es que piques con el ratón esta frase para ir directamente al curso rápido de Esperanto que hemos elaborado el Delegado de UEA en Murcia y yo. :-) Más adelante podrás dirigirte a páginas Web escritas exclusivamente en la Lengua Internacional. :-) También puedes seguir el mismo curso que publicó el doctor Zamenhof en 1887, que he traducido yo al español y se puede encontrar directamente aquí, sin más que pulsar el ratón sobre en esta línea.
¡Claro que suena, de la misma manera que "electricista", "chapista" o "analista", por no decir "juerguista" o "arribista"! :-) El Esperanto nunca ha sido una sociedad secreta, como los masones o los rosacruces, sino abierta a todo el mundo. Muchos esperantistas son muy religiosos, pero otros son ateos. No se puede clasificar a los esperantistas como un grupo de personas homogéneo, como los filatélicos o los ajedrecistas, sino como un heterogéneo grupo de gente cuyo único interés común se limita -casi siempre- a sus ganas de comunicar. Es -salvando las distancias- algo así como los radioaficionados, sólo que somos más críticos que ellos con las lenguas...
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Son gente de todas las extracciones sociales y niveles culturales. Algunos pertenecen a la Asociación Universal de Esperanto, otros pertenecen a asociaciones o federaciones nacionales o internacionales (o incluso a una apátrida, la SAT o Asociación Apátrida Mundial) de Esperanto. También existen esperantistas que no pertenecen a ningún club o asociación. Por eso es difícil dar un número exacto de ellos. En 1966 reunieron 70 millones de firmas en todo el mundo para solicitar que se debatiese en el seno de la ONU la adopción del Esperanto como la lengua oficial (hubiese sido la 8ª), pero el Secretario General, el Sr. U-Thant, dando muestras de un talante poco democrático, se negó a realizar semejante proposición.
Además de las asociaciones citadas en el párrafo anterior, de tipo general, existen otras asociaciones de alcance mundial pero de tipo más especializado: filatélicos, escritores, ferroviarios, ateos, músicos, poetas, católicos, oomotos, historiadores, matemáticos, filósofos, radioaficionados, astrónomos, educadores, y muchos más. Muchas de estas asociaciones editan sus propias revistas y celebran congresos internacionales específicos en Esperanto.
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No sólo lo dudo, sino que ESPERO QUE NO SE IMPONGA JAMAS.
Una de las razones por las que disfruto siendo esperantista es porque me gusta matizar las palabras (y en esto el Esperanto es único), y por ello me permitiréis que denuncie el matiz de violencia que tiene la palabra IMPONER. Las ideas sensatas, como la de que la Tierra no es plana ni el centro del universo, o de que la justicia es buena, no se imponen, sino que SE ADOPTAN al final, es decir: todos acaban haciéndola suya. Una idea se puede defender, pero jamás se puede imponer. Y el Esperanto no es una fe religiosa ni un equipo de fútbol, y por eso no se debe buscar hacer conversos ni partidarios incondicionales. Si mañana apareciese otro idioma u otro procedimiento más rápido y eficaz de conseguir la comunicación universal, yo aconsejaría adoptarlo, e incluso yo mismo encabezaría la emigración. (Esto ocurrió, curiosamente, el siglo pasado cuando los partidarios del Volapük, idioma internacional anterior del Esperanto, descubrieron éste: se cambiaron todos en masa en la ciudad alemana de Nüremberg, incluyendo la revista que editaban). El Esperanto, además, no es una lengua perfecta, ni mucho menos. Pero es la solución menos mala que existe, hoy por hoy, para salvar las barreras lingüísticas y culturales. Yo creo que en un futuro no muy lejano, cuando quiebre el venerado y quimérico plurilingüismo de la Comunidad Europea (o sea: que todos aprendan todas las lenguas de Europa, que son 15) en el sentido más económico de la palabra (cuando aún no eran más que 9 lenguas oficiales, se invertían 350.000 millones de pesetas AL AÑO en la traducción e interpretación de las sesiones de la Comunidad Europea, cantidad que habrá aumentado a estas alturas, con la adopción de 11 lenguas oficiales), las únicas soluciones posibles serán dos:
El resto del mundo ha dado ya ejemplos a Europa en este terreno: el Suahili es la lengua puente del Oriente de África, y toda Asia lee los caracteres chinos y los entiende. Una vez que Europa lo adopte, los europeos de América (o sea, EEUU y los demás) seguirán el mismo camino.
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En primer lugar, los países anglófonos, y más concretamente, sus gobiernos. ¿Por qué? Porque mientras el inglés sea el idioma más "importante" en el mundo, se venderán más las películas, novelas y otros productos (y sub-productos) de la cultura angloamericana. Y eso supone mucho dinero y por lo tanto poder.
En segundo lugar, la elite de gente que en cada país domina el inglés y pro lo tanto actúa de intermediario entre la población en general -que no sabe inglés- y los productos y gente de factura inglesa. Es sabido que los productos agrícolas los vende el agricultor veinte veces (o más) más baratos que su precio en el mercado; y la diferencia se la llevan los intermediarios. En el mercado lingüístico y cultural ocurre lo mismo. Esa gente que cultiva el inglés y que envía a sus hijos a Inglaterra o Estados Unidos a estudiar no está dispuesta a perder el negocio. Suelen estar muy bien situados, en puestos socialmente bien considerados y que "crean opinión" (editoriales, emisoras de radio, televisión, periódicos, instituciones de enseñanza). Una de las mentiras a medias que lanzan periódicamente es que "todo el mundo ESTUDIA inglés". Lo que no dicen es cuántos de ellos lo APRENDEN.
Pero el enemigo principal del Esperanto es la IGNORANCIA y falta de reflexión del público en general. Se les dice que el Esperanto es un idioma artificial (insistiendo en el carácter de "artificial" como algo apestado, cuando luego ensalzan el cine, el automóvil y otros objetos artificiales, en un doble lenguaje deshonesto) que fue una buena idea, pero que fracasó. Y si fracasó hace un siglo..., ¿por qué aún se sigue insistiendo en él? Fracasaron el Novial, el Volapük, el Interlingua, el Basic English y muchos más, y nadie habla ya de ellos. ¿Por qué se sigue hablando del Esperanto? ¿Será, quizá, porque es falso que haya fracasado? ¿Será porque se quiere que fracase? Pues no, señores míos: no ha fracasado. Y no fracasará mientras queden personas que quieran entenderse con el prójimo.
La reflexión anterior no se la hace mucha gente, pero en cambio se traga las "verdades oficiales" dichas por "doctas personas" que, a su vez, no se han tomado la molestia de comprobarlas. Esta ignorancia sobre el Esperanto y lo que representa (comunicación planetaria a nivel de la base de la población, entre los no-expertos, los ciudadanos de a pie de todas las culturas) es algo que cultivan mucho los políticos de hoy en día de todas las tendencias en todos los países (con la honrosa excepción del Partido Radical Italiano). Al fin y al cabo, si los ciudadanos de a pie -en nuestro conjunto- fuésemos más críticos y tuviésemos los pies más en el suelo en lugar de la vista en el tubo de rayos catódicos, ellos no estarían donde están...
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A los esperantistas no nos preocupa el Esperanto ni su futuro. Lo que nos preocupa es la incomprensión que existe en el mundo entre personas de distintas culturas. Si no hay necesidad de comprensión, que desaparezca: es lógico. Pero si existe gente que quiere contarse cosas, hacer amistades y buscar la ayuda mutua por encima de las barreras artificiales que forman las lenguas "naturales", entonces el Esperanto sigue siendo necesario. El poder de los enemigos del Esperanto es enorme y nos lo han puesto muy difícil, es cierto, pero ese poder no es omnipotente y presenta resquicios por donde se puede colar la buena voluntad hacia los demás, y eso es suficiente para que el Esperanto siga existiendo y procure felicidad a mucha gente.
Puede que el Esperanto no lo adopte todo el mundo, pero sí se ha adoptado EN todo el mundo. Y la poca y selecta población que lo usa puede dar idea de cómo es cada cultura representada por los hablantes del Esperanto. Las relaciones internacionales son siempre enriquecedoras, pero lo son más cuando no vienen tamiza das pro las mentiras oficiales de los ministros, los periodistas y otras víctimas del síndrome de Babel, como los turistas que han ido a otros países sabiendo sólo el "inglés de hotel o aeropuerto". Las piedras (ilustres o no) son piedras en España, Alemania o Japón. Pero un español contrasta mucho más con un alemán o con un japonés. Y cuando estas tres personas pueden hablarse de filosofía, política, literatura o canto popular sin diccionario ni cascos, no hay duda: lo están haciendo en Esperanto. Por eso hay que preocuparse por una lengua que funciona, aunque no la adopte TODO EL MUNDO. }:-)
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John F. Kennedy dijo en cierta ocasión "It's not what your country can do for you, it is what you can do for your country" ('No se trata de lo que tu país puede hacer por ti, sino de lo que tú puedes hacer por tu país'). Las personas que aprenden Esperanto suelen tener un sentimiento de solidaridad con todos los seres humanos del mundo entero, y les apetece tener relaciones -al menos- epistolares con gente de todas partes. ¿Qué podría hacer yo por la humanidad? Lo más básico es hablarle. Si por azares de la vida visita uno otro país, es posible conocer en persona a aquellos con quienes nos hemos escrito durante tantos años, y en caso de apuro podemos incluso recurrir a ellos.
Por otro lado, existen esperantistas que no tienen medios para -o simplemente no les apetece- salir al extranjero, pero que les encanta hablar en Esperanto con gente de otros países, y a tal efecto ofrecen sus hogares para recibir y alojar gratuitamente a esperantistas de otras naciones, con la única condición de que hablen con ellos en Esperanto mientras estén en su casa. La mayoría de ellos pertenece a una red mundial de "anfitriones" un tanto especial, que se llama LA PASPORTA SERVO, o servicio de pasaportes.
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Eso no es cierto. No todo el mundo desaprueba el Esperanto, y mucho menos la idea que representa, la carencia que trata de solucionar. Pero os diré quién desaprobó con más ahínco la idea y al Esperanto mismo: Adolfo Hitler. Este señor y sus secuaces gasearon a miles de esperantistas porque les acusaban de rojos. Su homólogo rojo, José Stalin, mandó fusilar a miles de esperantistas en la Unión Soviética porque decía que eran burgueses y reaccionarios. Ambos mega-asesinos fueron grandes asnos, pues el Esperanto no ha sido, ni será jamás, una corriente política determinada. Representa una cultura única en el mundo, es una actitud crítica de la realidad, pero no es una doctrina política ni filosófica. En España y Portugal el Esperanto -durante las dictaduras de Franco y Salazar- fue perseguido de palabra, pero no de obra, como todo aquello "no afecto al Régimen", pero fue tolerado. En los países democráticos es donde el Esperanto ha podido desarrollarse sin problemas siempre, aunque haya sido socialmente inconveniente. Sin embargo, en los países satélites de la URSS se extendió mucho más, quizá porque son la sede de muchos idiomas minoritarios.
Cuando una idea es buena para todos, es mala para la minoría que detenta el poder. Y esa minoría suele ser la que domina los medios de comunicación. Y éstos crean opinión. Por eso tanta gente condena el Esperanto sin saber qué es lo que es ni qué están diciendo.
Eso no es exacto, aunque tendría su explicación. En primer lugar, existen muchos jóvenes que han aprendido Esperanto. De hecho, todos los alumnos de Esperanto que he tenido en mi vida han sido siempre menores de 20 años. Existen muchas asociaciones de jóvenes esperantistas, como Juna Amiko o La Piedra de la Rossetta, nacida en la Universidad de Murcia.
No obstante, es cierto que si nos damos una vuelta por los distintos congresos de Esperanto que se celebran en todo el mundo, veremos que la edad media de los congresistas es alta. Ello se debe a que las personas mayores de 30 años tienen mayor disponibilidad económica, y los mayores de 60 disponen además de más tiempo. Pero también es cierto que muchas personas que de jóvenes habían combatido, despreciado o simplemente ignorado el Esperanto, han necesitado toda una vida para madurar y comprender la esencia y naturaleza del Esperanto, venciendo los prejuicios —casi siempre ajenos— que les impedían ver con claridad. Estas personas llegan tarde para ayudar a crear y solidificar la Cultura Total de la Humanidad, pero por lo menos ya pueden beneficiarse de ella en su estado actual.
Esa pregunta es más compleja de responder. Se sabe, por ejemplo, que unos 300 millones de personas hablan español en todo el mundo porque se sabe cuántos habitantes hay en cada país hispano, se hace la suma, se añade una estimación de los que viven en el extranjero (aunque también estos están censados) y se puede incluso obtener información sobre el número de personas que están matriculadas en centros oficiales de aprendizaje de idiomas y que estudian español. Pero para llegar a ese número hemos tenido que aprovechar el servicio del Instituto Nacional de Estadística de varios países, y de otras instituciones ya existentes.
El Esperanto no se estudia oficialmente más que en algunos países aislados, como Hungría y China. En el resto del mundo se puede hacer una estimación basada en el número de agrupaciones de Esperanto. Sin embargo, hay muchos esperantistas que no pertenecen a grupo alguno. Por todo ello no se puede hacer una estimación exacta, ni siquiera aproximada. Lo más realista sería decir que hay muchos más de los que dicen nuestros detractores, y muchos menos de los que quisiéramos. :-( Pero eso es muy ambiguo, y para que veáis que no eludimos la respuesta,. os diremos que la estimación más pesimista que conocemos da una cifra de 200.000. La más optimista habla de 30 millones de esperantistas en todo el mundo. Pero lo más importante de este tema es que nosotros nos da exactamente igual cuántos seamos. Al fin y al cabo, más vale pocos y buenos, que muchos y malos. :-) Evidentemente, cada vez seremos más, pero cada día los que ya somos esperantistas hacemos un poco mejor y un poco mayor el patrimonio cultural de toda la humanidad. Pensamos más en el hombre en su totalidad que en las particularidades nacionales. Los que vengan detrás ya tendrán mucho camino allanado. Pero ese camino irá por donde nosotros lo hemos abierto...
Es cierto. Pero no basta. Cuando decís el latín, suponemos que os referís evidentemente al papel de lengua puente que tuvo el latín en la Edad Media: se hablaba en todos los países de Europa, pero ya no era la lengua de ninguno de ellos, pues el Imperio Romano había caído hacía varios siglos. Pero ¿quién hablaba latín en la Edad Media? Evidentemente no la gente del pueblo: lo hablaban los sacerdotes (algunos muy mal, como se puede comprobar en las quejas sobre esto de los obispos en los concilios y sínodos que nos han quedado por escrito) y los eruditos, es decir: los humanistas y los científicos. Alcuino de York —por ejemplo—, siendo inglés, pudo enseñar en La Sorbona y en cualquier otra universidad de Europa, y sus alumnos le comprendían muy bien, pues sabían latín. Pero no olvidemos que los eruditos eran cuatro gatos, y los alumnos universitarios eran muy pocos más. Los sacerdotes hacían (y hacen) sus estudios durante doce largos años en el seminario. Tiempo suficiente para dominar una lengua difícil. No obstante, si habláis con cualquier experto en lenguas clásicas, os dirá que NADIE HABLA latín ni griego clásicos, y que el latín de los curas es latín vulgar, no clásico.
¿POR QUÉ SE ABANDONÓ EL LATÍN? Cuando Gutenberg inventó la imprenta, la cultura se democratizó, es decir, se hizo accesible a todos porque los libros se hicieron mucho más baratos que antes, siendo toda una revolución cultural. La gente vulgar, el común del pueblo, aprendió a leer y a escribir, disminuyendo mucho el analfabetismo general. Pero los libros, si se querían vender, no podían estar en latín, lengua que el pueblo no dominaba. Por eso cobraron mucha importancia las lenguas vernáculas (como el francés, el español, el inglés), que desplazaron a latín lenta pero definitivamente, hasta tal punto que ya ni siquiera se estudia en el plan de estudios vigente en España y algunos otros países de clara raigambre latina.
Con esta larga introducción os queremos decir que sí, que los eruditos del siglo XX usan el inglés para sus comunicaciones y publicaciones. Ellos preferirían utilizar cada uno su propio idioma, pero saben que eso es inviable y se conforman con un inglés amputado y sin gracia, carente de estilo y riqueza léxica y sintáctica, que algunos han dado en llamar inglés internacional, queriendo con ello quizá legalizar las enormes incorrecciones lingüísticas y —sobre todo— fonéticas que cometen. Sea, que lo usen los listos si tanto interés tienen.
Pero la gente del pueblo llano, los que no somos ni Albert Einstein, ni García Márquez, necesitamos un idioma sencillo, fácil, aprendible en un año o menos y que a las dos semanas de aprendizaje nos permita desenvolvernos en las situaciones básicas de la vida ordinaria. Es cierto que el inglés es un idioma más fácil que los demás idiomas europeos. Es también cierto que no es lo suficientemente fácil para lo que necesitamos. La única alternativa seria para ello es el Esperanto.
El Esperanto posee una gramática fácil que consta de 16 reglas gramaticales SIN NINGUNA EXCEPCIÓN, que se pueden aprender en una tarde. Tiene un vocabulario básico de unas mil palabras, que se pueden multiplicar por 200 con el sistema de prefijos y sufijos que se le pueden añadir a cada una de las palabras básicas, que a su vez se pueden combinar libremente entre sí para expresar nuevos conceptos; pero NADIE UTILIZA 200.000 PALABRAS en ningún idioma. En español dicen los expertos que utilizamos unas siete mil palabras para hablar de todos los temas, si bien hay algunas diferencias en el vocabulario básico de los diferentes hablantes. En inglés dicen que basta utilizar 3000 para eso. Pero en Esperanto nos conformamos con tres veces menos que en inglés, con la salvedad que esa base se puede multiplicar por doscientos sin tener que recurrir al diccionario. La ventaja del Esperanto, además, es que casi todas las palabras básicas ya nos suenan de antes, como baza, homo, skribi, inteligenta, porko, blanka, rapide, etc.
Por todo ello podemos convenir finalmente, que sí, QUE EL INGLÉS ES EL LATÍN DEL SIGLO XX. El Esperanto es un poquito más cada día —y algún día que quizá veamos todos lo será del todo— el romance mundial, la lengua en que todos, no sólo la élite culta, nos entendamos y nos podamos dar lecciones mutuamente, cada uno de lo que entienda, sin que tengamos que ser Erasmo o Hipatia de Alejandría..., y además servirá también para que —los que quieran— puedan confraternizar en completa libertad e igualdad, alcanzando por fin lo que el pueblo pedía y pide desde la Revolución Francesa, hace ya dos siglos, y que todavía es una cuestión pendiente para la humanidad.
Los signos con circunflejo representan sonidos diferentes de los mismos signos sin ellos. De hecho, son letras diferentes de sus homólogas con circunflejo, al igual que la ñ es diferente de la n. Si el Esperanto no tuviese esos sonidos, sería más pobre. La solución de utilizar dos letras, como ya propuso Zamenhof para cuando no hubiese más remedio (porque no escribimos a mano y nuestra máquina no está a la altura de las circunstancias), o más —como se hace en otras lenguas, como el polaco y el alemán— desfonetiza la ortografía del idioma, puesto que entendemos por escritura fonética el sencillo prinipio de una sola letra para cada sonido, un solo sonido para cada letra. Por eso, si le quitásemos los sonidos circunfléjicos, el idioma perdería riqueza, mientras que si utilizamos recursos dígrafos para representarlos, el idioma perdería prestaciones, y sería más complicado leer el Esperanto.
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El sonido de la letra H existe en casi todos los idiomas, con las notorias excepciones de español y el italiano. Sin embargo, en amplias zonas hipanohablantes, como Andalucía, Canarias y Sudamérica, el sonido de la H esperantista es el que se aplica a la j española, por lo que podemos concluir que el sistema español no rechaza ese sonido. En cuanto al sonido de la ¦, es el de la J castellana, por lo que tampoco rechaza ese sonido nuestra lengua. Además, está en árabe, alemán, gaélico y muchos otros. Los pobrecitos ingleses y franceses que no la tienen, podrían aprender a pronunciarla rápidamente así: se apoya la parte trasera de la lengua contra la úvula, se sopla fuerte, y ya está. :-) En cuanto al sonido de la H es aún más fácil: imítese el jadeo de un perro...
En cuanto a los grupos sc y nkc, en realidad es de la c de lo que os quejáis. Pero basta intentar pronunciar una s AL MISMO TIEMPO que una t y nos saldrá a la perfección.
El Esperanto es mucho más fácil que cualquier otra lengua; pero tiene sus dificultades. No son difíciles de vencer, sobre todo si se dispone de un buen profesor, y aún los peores alumnos de lenguas pueden llegar a pronunciar el Esperanto perfectamente, pues les basta tener constancia e interés.
Esta objeción es la más cruel que me he encontrado jamás. Porque niega al pueblo el control de su vida. Nosotros pensamos que sí se puede hacer mucho.
Fundamentalmente, ¿quién impone por la fuerza el inglés en el mundo de hoy en día? Es cierto que se gastan sumas de dinero nada despreciables en promocionarlo y en convencernos de que sin el inglés no se va a ninguna parte. Y es cierto que con el inglés se llega muy lejos hoy en día..., los que lo dominen, claro está. El truco está en convencer a la gente de que los demás lo dominan, porque está claro que la gente normal, la que pasea habitualmente por nuestras calles, la que encontramos en el cine o en la sala de conciertos, la que encontramos en nuestras facultades —y no sólo como alumnos— es incapaz de mantener una parrafada de diez minutos en inglés, y mucho menos hablar de su vida particular, de sus más íntimos deseos, en inglés. A lo sumo, podrá hablar de algún tema abstracto y general, que es mucho más fácil porque se da en un nivel de lengua muy uniforme, sin diferencias dialectales.
Los esperantistas sumamos dos y dos, y rara vez nos da diferente de cuatro: si yo no domino este idioma, y mis vecinos tampoco, ni mis condiscípulos, ni mis conciudadanos en general, deduzco que los de los demás países tampoco. Por lo tanto, no se puede. Esta deducción puede elevarnos la moral, pues descubrimos que no somos tontos, que es falso eso de que a nosotros no se nos dan los idiomas, sino que estos en general, y el inglés en particular, son difíciles, más que el dominio de un instrumento musical. Pero así como todos no tenemos el humor ni el tiempo necesario para llegar a dominar el piano o la guitarra, y sin embargo después de unas horas podemos hacernos con el manejo de la flauta dulce y tocar ciertas melodías, también podemos hacernos con el Esperanto en cuestión de horas. Evidentemente, ninguna lengua —ni siquiera el Esperanto— se puede nunca llegar a dominar del todo. Pero las diez o doce mil frases diferentes en que podríamos resumir el total de nuestra existencia sí que podríamos llegar a saber formarlas en Esperanto tras un entrenamiento más o menos corto. Esto no es fantasía. Esto es algo que la práctica demuestra todos los días. Y sin embargo, es algo imposible de realizar en ninguna otra lengua. Porque el Esperanto (y esto no es ninguna exageración, sino la simple constatación de un hecho) es la lengua más fácil del mundo
Una vez que hemos vencido el condicionamiento mental que nos imponen desde la televisión y la publicidad en general, con consignas falsas como esa de que "en menos de tres meses aprenderá Vd. inglés sin estudiar", estaremos en condiciones de llamar a las cosas por su nombre y resolver el problema.
Cuando veamos que podemos entendernos con gente de otras culturas, como los lituanos, los chinos o los maoríes, todas esas barreras mentales caerán. Es cierto que no nos podremos relacionar con mil millones de personas a través del Esperanto. Pero si supiéramos chino, tampoco. Porque el número de personas que podemos llegar a conocer personalmente en toda nuestra vida es muy limitado, y no sobrepasa unos pocos cientos. Pero nos puede consolar saber que en caso necesario, tras un entrenamiento de unas decenas de horas, cualquiera puede llegar a hacerse entender en Esperanto.Creo que esto es un argumento muy claro de qué es lo que podemos hacer para darle la vuelta a los hechos aparentemente consumados de hoy en día. Vemos por la tele a ministros que hablan en inglés en los telediarios. Pero hablan un inglés penoso, y ellos ciertamente preferirían hablar en su propio idioma. ¿Defenderemos la razón de la fuerza, o nos sentimos lo suficientemente fuertes para exigir la única solución ética?
Por nada y por todo. Si a uno le basta tenderse al sol y tomarse una copa de vez en cuando, sobra hasta el idioma propio. Viajar para ver el paisaje y algún que otro museo lo puede hacer hoy en día un inglés sin saber idiomas. Los folletos están en inglés en casi todo el mundo, es cierto. Si uno quiere hacer alguna pregunta al guía turístico, sin embargo, debe contentarse con respuestas cortas y limitadas. Nunca he encontrado guías lo suficientemente completos par que me pudieran informar en inglés sobre el arte, literatura y aún la propia historia de su país en las tierras que he visitado.
Pero en alguno de sus viajes puede Vd. ponerse enfermo, y el médico -especialista en su campo, pero no en inglés- tendrá serias dificultades en entenderle a Vd. cuando se queje de dolores pulsantes -por ejemplo- en la región lumbar; o de sequedad de garganta, escozor de ojos, o sensación de agobio..., ¿de verdad cree Vd. que los nativos de otras tierras tienen la obligación de entender todos estos conceptos en inglés para que Vd. pueda circular con libertad y -sobretodo- seguridad en todo el planeta? En caso de verse envuelto en un accidente, ¿cómo podrá dar su versión al policía? Si la cosa llega a mayores, evidentemente que puede Vd. tener un intérprete para le juicio..., pagado por Vd., naturalmente: ¿sabe Vd. cuánto cuesta cada hora de interpretación lingüística? Y hablando de accidentes, no olvide que el peor desastre aéreo de la historia ocurrió en el Aeropuerto de Los Rodeos (Tenerife) porque los pilotos tomaron un imperativo (report) por un substantivo (report) en inglés.
El Esperanto le ofrece la oportunidad de hablar con nativos del lugar que Vd. visita sobre cualquier tema con una profundidad y lujo de detalles desconocidos en cualquier otra lengua. Hablar el idioma del anfitrión es dar un paso hacia su cultura, y mucho más enriquecedor que quedarse en la atalaya del inglés, esperando a que la plebe suba hasta su eminencia. Aprender Esperanto es dar sólo realizar la mitad del camino, es cierto, pero también es una invitación a que los de otras culturas nos imiten y se encuentren con nosotros en ese cruce de caminos que es nuestra lengua de concordia y camaradería.
¿Qué idioma no está mezclado? El idioma de los iberos y los celtas fue barrido totalmente del mapa por el latín, lengua del imperio, hace más de dos mil años. El latín vulgar que se habló entonces es lo que podríamos considerar el origen del español actual. Pero se mezcló con el idioma de los godos, y posteriormente con el árabe, que lo suplantó casi completamente durante ochocientos años. Cuando los reyes cristianos expulsaron a los musulmanes de España, nuestro idioma conservó innumerables palabras de ese idioma, algunas de uso muy común -alcantarilla, Andalucía, etc-. Modernamente no nos cuesta pensar mucho para encontrar palabras francesas, inglesas y alemanas en nuestro idioma.
Al inglés no le ha ido mejor en esto de las mezclas: al antiguo anglo-sajón se le mezclaron grandes cantidades de palabras nórdicas y francesas en el siglo XI, tras la invasión de los normandos, que además privaron al antiguo idioma inglés de su rico sistema de flexiones verbales y nominales. ¿Qué podemos decir de un idioma sajón cuyo vocabulario está formado en su 75% de palabras latinas? ¿Es eso una mezcla o no?
Pero en ambos casos, en el español y en el inglés, la combinación se ha hecho con criterios caprichosos cuando no a la fuerza. El Esperanto obtiene sus palabras tras un estudio comparativo cuidadoso realizado entre diversas lenguas, de forma que las palabras elegidas sean lo más comunes posible a todos ellos. No es algo caprichoso, sino de sentido común. Por eso mesa se dice tablo (italiano tabla, francés table, inglés table). Pero así como las palabras españolas alfanje, Almería y Guadalquivir son substantivos, en Esperanto todos los substantivos acaban en -o: kurvoglavo, Almerio, Gvadalkiviro, lo que le da una regularidad y comprensibilidad muy superiores a nuestro idioma, hasta a un español. En el caso del inglés, nada nos dice si report es un substantivo o un verbo, a no ser que veamos la palabra utilizada en una frase, y no siempre.
Vemos, pues, que las palabras del Esperanto no son una mezcla aleatoria, sino la combinación de una serie de elementos altamente estructurados y lógicos cuyo objetivo es conseguir una comprensibilidad eficaz al ciento por ciento. Y, como diría cualquier químico, no es lo mismo una mezcla –que hallamos en las lenguas nacionales- que una combinación –que se encuentra sólo en el Esperanto-.
Una cosa es hablar un dialecto, y otra cosa muy diferente es hablar mal una lengua extranjera. Cuando uno aprende una lengua que no es suya, intenta imitar los fonemas de la lengua extranjera, de forma que cuando lo consigue, los nativos le dicen que no parece extranjero, lo cual le llena de orgullo. En Esperanto no hay hablantes nativos, pues el país Esperancia no existe, a pesar de lo que se lee por ahí.
Cuando uno habla en inglés con acento -pongamos- de Granada, no se le ocurre a nadie decir que existe un dialecto granaíno del inglés, sino simplemente, que la persona en cuestión hace lo que puede por hablar inglés, que por lo visto no es mucho. Si la misma persona hablase Esperanto con el mismo poco cuidado, ¿por qué habría Vd. de decir que habla Esperanto en dialecto de Granada ?
Desgraciadamente abundan los esperantistas que no se molestan en aprenderse los fonemas del Esperanto, que no coinciden en su totalidad con los de ninguna lengua nativa, por suerte. Y digo por suerte porque eso le fuerza a uno a abrirse un poco a los demás. El Esperanto es de todos, es cierto, pero también de los demás, y uno no puede hablarlo como le dé la gana. Dice Vd. que ha oído a un francés, a un inglés y a un español hablarlo con acento de su pueblo. Eso es una vergüenza que no cuesta más de un par de horas arreglar. Pero eso es algo que cada uno tiene que arreglar por su cuenta.
Sí, claro. En realidad esta pregunta se contesta por sí misma, simplemente adoptando un cambio de talante más conciliador. Veamos:
El Esperanto es un instrumento de comunicación, al igual que el código Morse, la televisión, el teléfono móvil o el inglés. Ninguno de ellos tiene alma. Sólo la persona que los utiliza la tiene.
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Finalmente, todo el código html fue revisado y purgado con AceHTML el domingo 11 de marzo de 2001. |