Fragmento de un discurso de Zamenhoff


Muchos de nosotros somos reacios para hablar en Esperanto con españoles. Zamenhoff tuvo ese problema también en el siglo pasado. Esto es lo que pensaba sobre ello.

De la necesidad de hablar en Esperanto

Os preguntaréis porqué no os hablo en ruso, sino en Esperanto; quizá os digáis que puesto que tenemos un congreso nacional y todos, o al menos casi todos sus participantes comprenden muy bien la misma lengua, que es mucho más natural hablarles en esa lengua. Existen, no obstante, importantes razones para elegir para mi discurso esta lengua, por la que luchamos y por la que nos hemos reunido.

Nuestros congresos, no sólo los universales, sino también los nacionales, tienen ante todo un significado instructivo y educativo. Los esperantistas, repartidos por diversas ciudades y pueblos, se reúnen en más o menos gran cantidad para escuchar nuestra lengua, para controlar la exactitud de su aprendizaje de la lengua, si la comprenden bien, para comparar su propia manera de hablar con la de los esperantistas más expertos. Cuando después vuelven a casa no sólo hablan mejor, sino que normalizan el uso de la lengua, y gracias a nuestros congresos ya se habla Esperanto exactamente igual no sólo en los más lejanos rincones de este país apartado, sino en los lugares más dispares del globo terráqueo. Ya ahora, cuando se oye a un buen orador esperantista, se puede adivinar a que nación o tierra pertenece. La plena vida autonómica de nuestra lengua, con su espíritu propio, no imitado ni copiado, siempre se fortalece cada vez más, como si cada esperantista del mundo viviese codo con codo en un pedazo pequeño de tierra.

No menos importante es el significado educativo de los congresos esperantistas. Los esperantistas aislados, que nunca han tenido la posibilidad de aplicar en la práctica lo que han aprendido, a menudo dudan si efectivamente con el Esperanto uno puede hacerse comprender a la perfección. Incluso dentro de lso grupos esperantistas uno a menudo no se atreve a hablar en Esperanto, balbuce, prefiere hablar en su lengua nacional, y según la poca decisión del discurso, así es la indecisión de la propaganda, puesto que los esperantistas balbucientes a pesar de su buena voluntad no pueden liberarse de su temor de que quizá el Esperanto es un asunto más teórico que práctico. Pero cuando el banbuciente viene al congreso, donde tiene la posibilidad de escuchar a oradores esperantistas buenos y expertos, cuando se convencen con sus propios ojos y oídos de la hermosura y fluidez del discurso en Esperanto, se entusiasma, ve que trabaja por algo vivaz y vitalizador, y vuelve a casa con nuevo valor y energía. Nuestros congresistas, no sólo los unviersales, sino también los locales, así se educan como luchadores convencidos y por lo tanto entusiasmados por nuestro asunto.

Estos son los motivos principales pr los que en nuestros congresos no sólo en los unviersales, sino también e los nacionales o regionales, se debe hablar no sólo sobre el Esperanto, sino también en Esperanto.

L.L. Zamenhof

(de un discurso en San Petersburgo, en 1910)

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